Les dejo aquí un one-shot de la Imperial Pair (Tezuka x Atobe)
Este fic contiene lemon (contenido sexual explicito) Quedan advertidos!!!
Declaración: Los personajes de POT no me pertenecen, son propiedad de Konomi-san y asociados.
¿Crees en los Milagros?
Abrió
lentamente los ojos, no sabía dónde se encontraba y la pesadez de su cuerpo le
decía que algo andaba mal. Sentía calor y no podía mantener los ojos abiertos.
Pudo
oír la música que sonaba suavemente, envolviéndolo, conocía esa melodía, se trataba
de “Las Cuatro Estaciones” de Vivaldi. Se sintió transportado a otro espacio y
otro tiempo, la música le llevó a un lluvioso día de primavera, sintió el olor
de las flores en el campo y la suavidad del césped bajo sus pies descalzos, su
cuerpo se empapaba con la intensa lluvia, pero no le era desagradable. Se
trataba de un recuerdo.
Lentamente
intentó recuperar la cordura, se encontraba en una cama de suaves sábanas de
seda y… y alguien estaba ahí con él!!!
Comenzó
a ser consciente de las suaves caricias que recibía, de las manos delgadas y
firmes que recorrían su cuerpo con insistencia, de los delicados besos en su
cuello. Ese alguien le deseaba intensamente.
De
súbito todos los recuerdos llegaron a su mente. Ahora lo entendía todo. Ya le
había parecido extraña la actitud de Yuushi cuando llegó, tanta amabilidad en
él no era usual. Pero cómo no se dio cuenta a tiempo!!! Ese tipo lo había
drogado.
Pero
eso no se quedaría así, al tensai no le iba a alcanzar esta vida para pagarle
todo. Esto no se podía quedar así.
Flashback
Había
asistido a una fiesta en la casa de Oshitaria Yuushi, el tensai de su equipo,
al llegar pudo percatarse que muchos jugadores estaban ahí también,
prácticamente todos los equipos habían sido invitados. Él se sentía algo aburrido,
la verdad era que ya estaba acostumbrado a este tipo de fiestas, después de
todo él era el único heredero de la poderosa y absurdamente rica familia Atobe,
nada del lugar le impresionaba, excepto los gestos de emoción en la cara de los
demás asistentes. No quiso perder su tiempo con ellos y se dirigió al segundo
piso, donde sabía que debían estar los miembros de su equipo, no es que los
extrañase, sólo que prefería estar con ellos a que compartir sus horas libres con
un montón de plebeyos.
Cuando
llegó a la amplia sala de estar ubicada en el segundo piso de la casa, pudo ver
a sus compañeros charlando animadamente. Mukahi hablaba divertido, realizando
gestos con las manos y la cara, Ootori le escuchaba atento, mientras Shishido
no podía contener su cara de fastidio.
-Que absurdo!!!- sentenció el chico de la
gorra –Esa historia no te la crees ni tú
mismo-
Ootori
sonrió tiernamente, tratando de calmar la pelea que se acababa de formar entre
sus superiores. Él desvió la mirada, después de todo, esa pelea no era asunto
suyo. Se dirigió a los grandes ventanales que reflejaban las luces de la
cuidad, cuando sintió que alguien se le acercaba por detrás, y posaba un objeto
helado en su espalda. Sólo llevaba puesta una camisa negra, por lo que el
contacto del frio objeto con su espalda le provocó un escalofrió involuntario.
Se
volteó con una mirada desafiante impresa en sus ojos grises, sus manos las
guardó dentro de los bolsillos de sus pantalones negros de algodón de Calvin
Klein y alzó una ceja en señal de que esperaba una explicación para semejante hazaña.
-Te traje un trago, justo el que te gusta-
dijo el peliazul estirando el brazo para darle el vaso a Keigo.
-Vaya! Esto si es sorprendente ¿desde cuándo
tanta amabilidad en ti Yuushi?- habló arrogantemente mientras sacaba su
mano derecha del bolsillo para recibir el vaso.
-Vamos! Deja la desconfianza, sólo estoy
tratando de ser un buen anfitrión- dijo el peliazul mientras sonreía de
lado.
End
Flashback
Buen
anfitrión!!! Esto tenía que ser una broma!!! No, una pesadilla más bien.
Él
sabía muy bien que no le era indiferente al chico de cabello azulado, pero
nunca se imaginó que su alcance llegaría hasta tal punto. Drogarlo para poder
estar con él!!! Definitivamente la pervertida mente de ese tensai no tenía
límites.
Y
ahora, por su culpa, estaba ahí, sobre una cama recibiendo suaves besos y
caricias que lo estaban volviendo loco. Porque no podía negar que todas las
sensaciones que provocaban esos labios sobre su piel eran exquisitas. Por
segundos le pareció la sensación más grandiosa del mundo y se dio cuenta que su
cuerpo respondía instintivamente frente a esas caricias.
Pero
que estaba pensando!!!
Eso
no podía ser, se negaba rotundamente a reconocer que sentía placer al sentir
las caricias del tensai. Reunió toda la fuerza que pudo en su cuerpo y trató de
incorporarse. Levantando la cabeza lentamente ya que ésta le daba vueltas aun,
trató de fijar su mirada desorbitada sobre algo y vio una cabellera dorada
sobre su cuerpo.
Esperen…
que!!! Cabellera dorada??!!
Sí,
la persona que le besaba insistentemente, tenía el pelo color rubio ceniza y no
azulado. No se trataba del tensai, era otra persona, pero él aun no podía saber
quién era. Su cabeza se fue hacia atrás y un gemido ahogado salió de su boca al
sentir un pequeño mordisco en una de sus tetillas.
Genial!!!
Esto era lo último que le faltaba. Definitivamente se encargaría de que Yuushi
pagara con sangre su osadía. No sólo se había atrevido a drogarlo, sino que
además lo había dejado a merced de cualquier pervertido. Y ahora se encontrada
quién sabe dónde, en los brazos de quién sabe quién, a punto de ser violado.
Esta
situación no podía seguir así, tenía que hacer algo rápido o se arriesgaba a
ser violado por un completo desconocido. Trató de parar los tortuosos besos,
pero su cuerpo no respondía, no tenía fuerzas y parecía que cada miembro de su
cuerpo pesaba una tonelada, ni siquiera podía mantener los ojos abiertos. Pero
estaba consciente, su mente no dejaba de pensar y su boca no paraba de expulsar
sutiles suspiros que aunque no quisiera, porfiadamente salían de sus labios.
Cuando
por fin puro articular algo parecido a una palabra, dijo:
-P... ppa… para-
La
tibia boca que repartía dulces besos en todo su cuerpo se detuvo. Pudo sentir
como la persona se incorporaba y quedaba a la altura de su cara fijando su
mirada sobre él. Abrió los ojos con dificultad y vio un rostro familiar. Se
trataba del capitán de Seigaku: Tezuka Kunimitsu.
Aunque
ahora había una expresión completamente distinta en su rostro, esa seriedad y
estoicismo que lo caracterizaban se habían ido. Sus ojos color miel estaban
vidriosos y lo miraban expectantes, llenos de una mezcla entre duda y
esperanza. Su cabello dorado estaba más desordenado de lo común y un leve
sonrojo estaba instalando en sus mejillas, contrastando con su blanca piel.
Bueno…
al menos no sería violado por un completo desconocido.
Sin
poder evitarlo, su brazo se estiró para acariciar suavemente el rostro ajeno.
No entendía por qué, pero el ver esa sombra de duda en los ojos miel le había
partido el alma.
Tezuka
se acercó lentamente y besó con suavidad los labios de Keigo. Éste se dejó
besar y rodeó con sus brazos el cuello del ojimiel. Al parecer su cuerpo estaba
comenzando a reaccionar, los efectos de la droga debían estar pasando. Sintió
alivio, ahora podía tomar el control de su cuerpo otra vez. Pero, extrañamente…
no quería parar.
Sintió
como Tezuka se acomodaba para quedar sobre él, a la vez que profundizaba el
beso. Abrió sus piernas, para darle cabida al otro muchacho y comenzó a
recorrer su espalda con sus manos por debajo de la camisa de éste, sintiendo
con cada toque una deliciosa sensación, al recorrer la piel suave de la marcada
espalda de Tezuka. Sintió como el muchacho tensaba cada musculo de su cuerpo
con cada caricia suya y se dedicó ahora a recorrer sus brazos musculosos,
mientras con su boca pedía más y más de esos dulces labios.
El
beso se vio interrumpido cuando Tezuka se sentó sobre la cama para quitarse la
camisa, dejando ver la hermosa piel blanca de su torso desnudo, donde se
apreciaban exquisitamente marcados los músculos de su abdomen. Keigo se mordió
el labio inferior instintivamente al apreciar semejante vista, estiro su brazo
derecho para acariciar las clavículas del otro y finalmente rodearle el cuello,
atrayéndolo hacia sí para continuar con aquel dulce beso. Sintió cómo Tezuka
ponía sus manos en sus caderas y levantó una de sus piernas, comenzando a
realizar rítmicos movimientos que provocaron su excitación a través del roce de
sus cuerpos. Aun con los pantalones de por medio, Keigo sintió cómo su miembro
se endurecía y cómo a su compañero le sucedía lo mismo. Lo deseaba, quería
sentirlo completamente dentro de su cuerpo, ya no aguantaba más.
Al
parecer Tezuka sentía lo mismo, pues se incorporó para quitar con movimientos
pausados el pantalón y boxer de Keigo sin dejar de mirarlo directamente a los
ojos. Sintió cómo su excitación era liberada, irguiéndose sin obstáculos ahora.
Dejó
escapar un fuerte suspiro cuando sintió cómo su miembro era introducido
completamente en la boca de su compañero. Cerró fuertemente los ojos y dejó
caer la cabeza hacia atrás al apreciar aquella sensación sin igual, las manos
posesivas de Tezuka en su cintura, los movimientos fuertes y lentos que hacía
sobre su miembro al succionarlo una y otra vez. La sensación era calidad,
exquisita, apretó con fuerza las sábanas con sus manos y su espalda se dobló al
sentir tal placer, mientras no paraba de gemir. Se sentía a punto de
desfallecer, su piel se erizaba, sus piernas temblaban ligeramente, estaba a
punto de acabar.
-Te.. ahh… Tezuka… voy… a acabar… ahh- Dijo
con voz entrecortada por gemidos.
Éste
lo miró directamente a los ojos y continuó con su trabajo con mayor ahínco aun.
Finalmente sintió como se corría dentro de la boca del ojimiel, su semen salió
como una explosión en espasmos cada vez más intensos. Una corriente eléctrica
recorrió su espina dorsal y sintió un hormigueo delicioso en todo su cuerpo.
Los latinos de su corazón eran increíblemente rápidos y fuertes y su
respiración era entrecortada.
Cuando
por fin volvió a sentir que su cerebro funcionaba nuevamente, pudo percatarse
de la mirada curiosa del otro sobre su persona. Tezuka se veía feliz, una
sonrisa se había instalado en sus labios delgados y sus ojos brillaban
intensamente, con el fulgor de la pasión.
-Eres exquisito- sentenció el ojimiel
Keigo
no pudo sentir ni oír nada más, sus ojos se cerraron porfiadamente aunque él
quería permanecer despierto. Quería decirle a Tezuka cuándo le había gustado,
quería decirle que ya nunca más podría vivir sin el elixir de sus dulces besos.
Pero su cuerpo se trasportó lentamente a los reinos de Morfeo, debía seguir
bajo los efectos de la droga aun. Lo último que sintió, fue unos delicados
labios posándose en su frente a modo de un dulce beso y la sensación de
seguridad que lo embargó al ser envuelto por los fuertes brazos de Tezuka.
Bueno, después
de todo, creía que no tendría que dedicarse a hacerle la vida de cuadritos al
enfermo mental de Yuushi. Tal vez, hasta tendría que agradecerle, ya que, sin
querer, el peliazul había logrado un milagro. Debía ser un tensai después de
todo.
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