ONE IN A MILLION
Capítulo 5: Encuentro Matutino
Se
había despertado muy temprano ya que su cuerpo estaba acostumbrado a su rutina
diaria que empezaba a las 6:00 am, por lo que decidió levantarse y salir a
trotar un rato. Se sentía increíblemente ligero, como si su propio cuerpo
pesara igual que una pluma. Como la mañana estaba algo helada y con neblina, se
subió el gorro del polerón y comenzó a trotar. Cuando llevaba cerca de media
hora de trote, se percató que en frente suyo había una silueta, no podía ver de
quien se trataba, ya que a esa distancia y con la neblina existente en el
lugar, poder descifrar quién era se volvía una tarea titánica. Apuró el paso y
se acercó a la figura masculina que se acercaba directamente hacia él. Frenó en
seco cuando por fin pudo reconocerle y éste también se detuvo, quedando a unos
2 metros de distancia. Atobe no sabía cómo reaccionar, no estaba preparado para
verlo allí, no sabía que decir. Fue el joven de anteojos quien habló primero.
-No esperaba encontrar a nadie más despierto
a esta hora- dijo con voz grave y agregó –siempre es grato poder ver tal motivación en un tenista-
Atobe
dio un profundo suspiro, necesitaba recuperar el aliento después del trote, y
pensar bien cada palabra que saldría de su boca.
-Esto es parte de la rutina diaria del gran
Ore-sama, no debería por qué sorprenderte, después de todo, tu mejor que nadie debería
conocer mi grandeza- ok debía admitirlo, esa no fue la mejor frase, pero la
verdad era que cuando se encontraba con él hasta se olvidaba de pensar. Por su
parte Tezuka no pudo evitar que la comisura de sus labios se curvaran en una sonrisa
casi imperceptible ¿Acaso él le parecía gracioso? Eso era lo último que le
faltaba, quedar como un payaso frente al ojimiel. Debía apresurarse para poder
dar vuelta la situación.
-
¿Y qué haces tú levantado a esta hora?-
dijo quitándose la capucha del polerón y dejando caer finas hebras de cabello
sobre sus cienes.
-He salido a respirar el aire fresco de la
mañana- agregó dejando que su mirada se perdiera en el cielo que ahora
comenzaba a despejarse –a esta hora de la
mañana es cuando pienso mejor-
-Vaya, y se puede saber ¿qué es tan importante
para hacerte reflexionar así?- preguntó metiendo las manos en los bolsillos
de su pantalón, mientras dio dos pasos hacia adelante que le permitieron quedar
más cerca del rubio ceniza.
Por
un instante Atobe deseo escuchar que él era la causa de las tribulaciones del
muchacho de anteojos, pero esa confesión jamás llegó a sus oídos. Por el
contrario, Tezuka se limitó a caminar hacia una banca ubicada a su derecha y
sentarse pesadamente en ella, para agregar...
-Sólo se trata de decisiones como entrenador
de este campamento, no puedo hablarte de ello-
-Hey!! Recuerda que yo ya estoy seleccionado,
no hay nada que puedas decirme que me afecte directamente- cuestionó Atobe
mientras se dirigía hacia la banca y tomaba asiento junto a Tezuka con
movimientos suaves y elegantes.
Tezuka
dejó escapar otra sonrisa sutil al verle y Atobe comenzó a pensar que había un patrón
detrás de esto, en dos días ya lo había visto sonreír 3 veces. No pudo evitar
sospechar que se trataba de algo relacionado con su persona
-¡Qué rayos te pasa! ¿Tan gracioso te parezco?-
dijo Atobe encarando con la mirada al ojimiel.
Esta
vez una risa ahogada salió de la boca de Tezuka, frente a la mirada atónita de
Atobe, quien alzó una ceja escéptico. Definitivamente se estaban riendo de él
en su cara.
-No te lo tomes a mal, es sólo que me pareces
alguien divertido- confesó Tezuka mirando hacia el horizonte.
Atobe
parpadeó sorprendido frente a semejante confesión. No se esperaba una declaración
como esa, por lo que agregó
-Entonces voy a tomarlo como un elogio, o
mejor dicho como una hazaña- cruzó los brazos sobre su pecho mientras decía
esto.
La
risa ahogada que salió de la boca de Tezuka esta vez fue más sonora que la
anterior y fijo sus ojos miel sobre el peliplateado agregando
-Tienes razón, tal vez se trata de una hazaña-
En
ese instante, Keigo se voltea para quedar cara a cara con Tezuka, mirando
directamente esos intrigantes ojos. El sólo choque de sus miradas provocó una
descarga eléctrica que recorrió todo su cuerpo y sintió como un ligero rubor se
instalaba en sus mejillas, mientras su corazón latía cada vez más fuerte, si seguía
así temía que pudiera salirse de su pecho. Decidió cortar por lo sano y desviar
la mirada, pero justo al voltear su rostro, éste fue atrapado por los largos y delgados
dedos del capitán de Seigaku, haciendo que se volteara y quedaran nuevamente
frente a frente. Los ojos de Keigo se abrieron de la impresión, no entendía lo
que pasaba, en ese momento, su rostro mostraba una ingenuidad e inocencia desconocidas.
Tezuka pasó a la ofensiva y comenzó a estrechar la distancia entre ambos
lentamente, tortuosamente lento para Keigo, posando sus finos labios en la boca
del heredero. Éste se dejó hacer, sucumbiendo ante los labios del ojimiel, en
un beso que comenzó casto e inocente, pero que fue haciéndose cada vez más
apasionado. Tezuka apegó más su cuerpo al de Atobe y sus manos se movieron
desde su cabeza hacia su cintura, estrechándola y apegándolo aún más hacia él.
Keigo por su parte, posó sus manos posesivamente en la cabeza de Tezuka,
haciendo que sus blancos dedos se mezclara con el cabello dorado, y se sentó
sobre las piernas del ojimiel profundizando aún más el beso. Un gemido ahogado salió
de la boca de Tezuka al sentir al hermoso joven sentarse sobre él, pero no dejo
de besarlo ni un solo instante.
A
estas alturas Atobe dudaba que ésta fuera la realidad, debía tratarse de un
sueño, a tal punto había llegado su obsesión por el ojimiel, que su mente era
capaz de jugarse esos sucios trucos para engañarlo, para darle un momento de
felicidad. Sin importarle si se trataba o no de un sueño, continúo con el beso,
introduciendo su lengua dentro de la boca de Tezuka y dejando que éste
introdujera la suya dentro de su boca. Sin duda esa era la mejor sensación del
mundo, se sentía en el paraíso entre los fuertes brazos del ojimiel. Cada tacto
de éste sobre su cuerpo, provocaba un exquisito hormigueo eléctrico en su piel
y notó como el calor iba aumentando paulatinamente producto del contacto de sus
cuerpos.
No
pudo evitar que un gemido saliera de su boca al sentir los labios contrarios en
su níveo cuello, sus besos eran delicados y recorrían todo su cuello y mentón mientras
la mano izquierda se posicionada detrás de su cabeza, evitando así cualquier
movimiento. Se encontraba a merced de los implacables besos de Tezuka, pero esa
le pareció la sensación más placentera del mundo, dejó que su cabeza se fuera
hacia atrás, para dar más espacio en su cuello a la hambrienta boca y dejaba
escapar pequeños gemidos con cada beso recibido.
Se
encontraban en este estado de ensoñación cuando sintieron unas voces a lo lejos
y pasos que se acercaban. Se separaron por acto reflejo, tratando de recuperar
el aire perdido a través de agitadas respiraciones, sin dejar de mirarse
directamente a los ojos. Fue en ese instante en que Atobe se dio cuenta que eso
no era un sueño, frunciendo su ceño por unos segundos, mientras sopesaba la situación.
Aun no podía creer que eso fuera real!!!
Los
pasos finalmente llegaron a donde se encontraban los jóvenes sentados en una
banca mirándose expectantes. Se trataba de Sakaki y Hanamura, quienes miraron
extrañados a los jóvenes debido a que no terminan de comprender la situación.
Sakaki hablo firmemente, señalando que ya era hora para la reunión de
entrenadores, por lo que Tezuka se levantó y dirigió sus pasos hacia donde
caminaban ya sus superiores. Se fue así sin más, sin decir una palabra, pero no
dejó de voltear en todo el trayecto, para ver la cara del joven peliplateado,
quien aún no podía borrar la expresión de completo asombro de su rostro.
Gracias por compatir tu trabajo me encanto tu historia espero continues pronto
ResponderEliminarNo lo puedo creer!!! eres mi primer comentario =)
EliminarQue bueno que te haya gustado la historia, voy a continuarla pronto, don´t worry xD
De hecho, tengo pensado subir otro capitulo hoy, espero lograrlo.
Gracias por comentar!!!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
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